el paseo de la tarde
por Donggo-ri
termina en un pequeño espigón
con un grupo de ávidos pescadores
que se afanan en robar peces del mar
con fuertes tirones de caña
largos lanzamientos
una tras otra, se llenan las neveras
una de esas presas terminara en nuestra parrilla
orgulloso posa el pescador
que al final nos ofrenda una similar captura
que asaremos en la barbacoa
de la terraza del minbak donde reposamos.
Gran cena improvisada.